Por favor no me oigas, escúchame con todos tus sentidos.
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Estábamos sentados uno frente a otro, y aproveché para contarle que quería renunciar y buscar otros rumbos. De verdad quería que alguien me escuchara, cuando de repente me empezó a hablar sobre su próximo viaje de vacaciones ¿Te ha pasado que estás hablando de un tema importante para ti y la persona resulta con otro? Quizás no así explícitamente, pero si con un punto en común que a todos nos ha dolido alguna vez: la escucha.
Como dice Will Wise “nuestra escucha puede ser la vida o la muerte de una conversación, de una idea o de una relación”.
Escuchar se diferencia de oír de muchas formas, de hecho, además de una habilidad, es un verbo, es decir, una acción que se va fortaleciendo con el tiempo a través de la práctica y es clave para lograr conversaciones con sentido. Cuando realmente escuchas te sientes presente, no solo procesando lo que el otro dice, sino el cómo lo dice y con qué intención lo dice.
Es común, que durante una conversación tengamos cientos de voces adentro, pensamientos, tareas pendientes que no permiten que escuchemos de manera activa o que escuchemos solo lo que queremos escuchar. Al ser el oído un sentido que siempre está expuesto (no como los ojos o la boca que los podemos cerrar), podemos caer en su uso pasivo o automático.
¡Para una muestra un botón! Aquí te presentamos algunas actitudes que evitan que escuches profundamente:
Te preocupas más por impresionar a la otra persona que por lo que está diciendo.
● Te pones a pensar en qué vas a decir mientras el otro está hablando.
● Empiezas a debatir si lo que está diciendo el otro es verdadero, relevante o agradable.
● Respondes antes que el otro termine de hablar.
¿Te identificas con alguno de estas actitudes? Lo maravilloso de que hayas llegado hasta aquí es que puedes empezar a cambiarlas y sacarle provecho a la escucha. Para activarla, ten en cuenta lo siguiente:
1. Activa genuinamente tus sentidos y tu cuerpo para estar presente para el otro.
2. Apaga tus juicios y céntrate en lo que dice la otra persona.
3. Saca a flote tu empatía.
4. Tómate el tiempo suficiente para escuchar.
5. Valida y pregunta a la otra lo que estás escuchando.
¿Quién no quiere ser escuchado y comprendido? Cada vez que alguien escucha a otro crecen árboles y flores en el desierto. El poder de la escucha es un ingrediente clave para crear confianza y respeto en nuestras relaciones, equipos y organizaciones. A partir de ahora ¿qué eliges?, ¿quieres oír o escuchar?
Un saludo para ti,
Equipo Inspirare
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